La emoción es un constructo muy difícil de definir. Parte de su complejidad es que la emoción no es una sola cosa sino que está representada por múltiples componentes que se reflejan en respuestas fisiológicas, conductuales y subjetiva. El trabajo es el lugar donde pasamos gran parte de nuestro tiempo y donde podemos sentir emociones más intensas y frecuentes. Solemos creer que pueden perjudicarnos en un sentido profesional o que nuestro trabajo o relaciones dentro de la empresa no merecen la pena debido a que están teñidas por el estrés, la ansiedad, los conflictos y la inseguridad, sin embargo, el problema no está en esas emociones sino en cómo las entendemos y gestionamos. La relación que existe es máxima, ya que durante cada segundo del día las vivimos y no te hacen sentir de una forma u otra, sino que condicionan tus relaciones, tu motivación y también las decisiones que tomas.

Tener un trabajo mejora de muchas maneras la vida de las personas: trae beneficios a la salud, crea disciplina y otorga una sensación de confianza en el futuro, sin embargo, las tensiones del día a día, exigencias en el trabajo, los problemas económicos y la constante y creciente competencia, son aspectos que pueden llegar a alterar el estado emocional. Podemos concluir que, cuando los ambientes no son favorables y se respira tensión entre los trabajadores, se genera una situación que repercute negativamente en el ámbito laboral, el desarrollo profesional y al final se ven directamente afectados los resultados y la productividad de la empresa. Las formas erróneas de comunicar y actuar nos alteran, mientras las personas emocionalmente equilibradas favorecen, con una comunicación sana y adaptativa, el buen funcionamiento de un equipo de trabajo. Podemos decir que, un empleado capaz de manejar de manera adecuada sus emociones, se muestra asertivo y comunicativo, favorece el buen clima laboral, mientras un trabajador que se deja llevar por sus emociones en situaciones tensas puede generar mas conflictos en el equipo, con los clientes, desarrollar adicciones no deseadas, etc. Un mal día lo puede tener cualquiera, pero no debe influir más de lo común en el estado de ánimo. Los conocimientos y herramientas para mantener la calma ante diferentes situaciones estresantes, ayudan a actuar positivamente en condiciones de estrés.

AUTOCONTROL COGNITIVO

Hay que saber detectar y controlar los pensamientos que se generan como reacción a las distintas situaciones a las que nos enfrentamos. Ésta es una de las habilidades más valiosas para mantener el autocontrol emocional. Si comenzamos a pensar negativamente sobre nosotros mismos o sobre una situación concreta, comenzamos a producir cambios químicos a nivel cerebral, y empezaremos a sentirnos mal, tristes, temerosos, inseguros, etc.

AUTOCONTROL FISIOLÓGICO

El otro componente de la regulación emocional es el control corporal, ya que la intensidad de los sentimientos está estrechamente relacionada con la activación fisiológica. Conseguir este dominio requiere de un entrenamiento adecuado y constante. La intensidad de la respuesta de relajación conseguida dependerá únicamente del nivel de destreza adquirido.

AUTOCONTROL CONDUCTUAL

Las habilidades de autocontrol conductual están orientadas a modificar la práctica de una costumbre que se desea reducir o eliminar. Las técnicas de autocontrol emocional son las herramientas que nos permiten reducir y eliminar eficazmente las tensiones internas, la alteración o las emociones desagradables.

Conclusión:

La inteligencia emocional en el trabajo interviene en la buena toma de decisiones, en la calidad de las relaciones interpersonales y el apropiado control de inquietudes como frustración, apatía y estrés, entre otras. Para todo trabajador es importante contar con las herramientas necesarias para controlar sus emociones y ser productivo sin importar las complejidades o retos que se presenten en el trabajo, sin embargo, de manera particular la inteligencia emocional es necesaria para directivos o personas que tengan bajo su responsabilidad el desempeño de un grupo de personas.

Fuentes:

psicologiaymente.com

www.manuelescudero.com

blog.adecco.com.mx