Hay ciertas cosas de las que el ser humano no puede prescindir. Dormir, sin duda, es una de ellas; tanto a nivel biológico como cognitivo, disponer de un tiempo de sueño al día es una necesidad fisiológica imprescindible, un pilar básico de cualquier vida saludable. La falta de sueño puede incidir en nuestro rendimiento laboral o incluso provocar un accidente el trabajo. Dentro de los parámetros que hay que vigilar para tener una correcta salud laboral, además de los hábitos saludables como una dieta sana y equilibrada y la práctica de ejercicio físico moderado, es el correcto descanso en las horas fuera del trabajo. Este descanso se traduce en las horas de sueño, que permiten la recuperación física y psíquica de los trabajadores.

Si el trabajador no descansa bien, además de una disminución del rendimiento, puede presentar síntomas como irritabilidad, presión y ansiedad que pueden provocar trastornos fisiológicos en los trabajadores. Una falta de calidad del sueño puede aumentar el riesgo de tener la presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares y renales, diabetes y obesidad.
Desde una perspectiva fisiológica, el descanso del trabajo, reduce y previene la acumulación de agotamiento y estrés que conduce al deterioro de la salud. Desde una perspectiva psicológica, restaura nuestros recursos y energías preparándonos para las actuales o nuevas demandas laborales.

No dormir adecuadamente puede acarrear problemas físicos y psíquicos muy importantes, que afectan de forma directa tanto a la vida personal como laboral de las personas. Dormir no es, por tanto, simplemente descansar de los esfuerzos realizados durante la jornada: en las horas de sueño se activan procesos absolutamente decisivos para el correcto funcionamiento de todo el organismo y, más concretamente, del cerebro. No disponer de las horas de sueño indicadas puede afectar de forma muy importante a la productividad en el puesto: según otro estudio de la Universidad de Cambridge, realizado a más de 21.000 empleados británicos, dormir menos de 6 horas al día reduce la eficiencia en el trabajo más que, por ejemplo, fumar o beber. No dormir el tiempo suficiente también puede afectar de forma negativa a la energía y al humor, factores clave para trabajar bien. La desgana, la irritabilidad o el aumento de la ansiedad generadas por la falta de sueño contribuyen, además, a generar un peor ambiente entre los trabajadores. Estas situaciones, si no son atajadas, pueden llegar a agravarse y crear verdaderos trastornos en la vigilia, como el del insomnio. Si bien no todas las personas necesitan dormir lo mismo para poder ofrecer buenos niveles de rendimiento, el estudio de Cambridge llegó a la conclusión que aquellos que duermen 8 o más horas realizan de forma más efectiva sus tareas: se concentran mejor, y responden con mayor rapidez y fiabilidad a los retos.

Si bien son muchos los beneficios del descanso en el trabajo, los que se mencionan a continuación han sido destacados por estudios científicos:

• Permite la recuperación de energías
• Reduce el estrés y la ansiedad
• Disminuye la fatiga
• Mejora la calidad del sueño
• Mejora los niveles de desempeño
• Evita problemas de salud

Es importante que el trabajador implemente durante y después de su rutina diaria, ciertas actividades que le permitan alejarse física y mentalmente de los factores estresores, para recuperarse de manera acertada luego de un lapso de trabajo intenso. El descanso también hace parte del bienestar laboral, al otórgales a los trabajadores los recursos y los medios oportunos para desconectarse durante un tiempo determinado de las exigencias en el trabajo y permitirle al cerebro que se recupere. Por lo que resulta importante, que desde las organizaciones, se implementen metodologías que hagan efectivo este tiempo destinado a la recuperación. Porque además de reducir la fatiga y el estrés, los trabajadores pueden retomar el interés en sus actividades laborales, mejorar la agudeza mental y cuidar su salud.

FUENTES:

-www.randstad.es

-www.uso.es

-simeon.com.co